Uno de mis desfiles favoritos (y que apostó por la "obsesión negra" como apuesta segura) fue el de Gabriel Seguí.
Otro de los grandes de esta edición, y de los más aplaudidos, fue Juan Vidal. El diseñador reinterpretó a sus modelos en la piel de Odile, la mujer que se convirtió en cisne negro. Con aderezos de encajes y volúmenes que hacían volar los pensamientos a partir de transparencias, las prendas conjugaron a la perfección con bandas de neopreno y paño.
Esta Valencia Fashion Week ha servido para afianzarse como una de las pasarelas más importantes a nivel nacional. A lo largo de los 350 metros cuadrados de pasarela, la nueva sede en el Ágora de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, ha servido además de reclamo fashion, de atracción turística. Eso sí, como apasionada del negro -cierto es que un vestido black en un cóctel o fiesta no falla jamás- hubiera optado por incorporar prints muy leves de color, como en algún complemento. No obstante, parece que los diseñadores, tal y como me chivaron, están con un aparente nivel de tristeza que hace que se refleje también en sus diseños. Esperemos lucirlos con una gran sonrisa.
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